-Se puso de pie casi al instante que Fred empezaba a dejar la sala. Tomó su taza, todavia con café dentro, y siguió a su padre hasta la cocina. Trató de entender lo que su padre le decía, a pesar de que no entraba en sus pensamientos. Caminó hasta él y hasta tuvo el impulso de abrazarlo, pero solamente se puso a su lado-. Pero... tengo que ser la mejor, no? Por eso soy prefecta. He visto tu historial y es perfecto. Tendría que ser igual... en vez de... salir en un fotolog de chismes.
-Pues yo salí en un fotolog así cuando tuve algo parecido a… una novia, no fue exactamente cómo yo le hubiese llamado –Le comentó acomodándose frente al fregadero, abriendo la llave del agua para enjuagarlas- Tú ya eres perfecta para mí, y quizá yo tenia demasiado tiempo libre cuando iba al instituto cómo para no dedicarme a estudiar. Que puedo decir? Soy un fanático de los libros, pero eso no significa que tú tengas que ser así también. Lucianne, ser prefecta no es ni siquiera un hobbie, es solo una manera de hacer el trabajo para el directivo más sencillo.
Tú puedes ser la mejor en lo que más te guste y para mi estará bien, quiero que seas alegre y quiero que algún día puedas darte vuelta y estar orgullosa de cuanto has hecho –Mientras decía todo esto, cerró la canilla reposando las manos mojadas en el borde de la mesada mientras le prestaba toda su atención- Para cualquier padre su hija es la mejor de todas y yo no soy la excepción.
-Apoyó la espalda en la mesada, mirando el mínimo movimiento de sus zapatos, incapaz de levantar la vista ante el miedo y la verguenza-. ¿Estás seguro? Soy un verdadero desastre, papá -se detuvo unos minutos dejado escapar una risa al recordar sus primeras palabras, sobre la feucha de Anna-. ¿Saliste en ese fotolog por una "novia"?
-Cómo te dije, en aquel entonces no tenia cierto tipo de voz. Me pidió que se lo pidiera y lo hice solo por verle feliz, de todos modos luego el escándalo fue que me engañase o algo así, no recuerdo con exactitud cómo paso ya que en ese tiempo viajaba de junto a William a Susan constantemente –Frunció los labios poniendo a escurrir los tensillos- Tú no eres un desastre, eres adolescente –Rió volteándose para sacudir las puntas se los dedos frente a su rostro salpicándole algunas gotas, antes de comenzar a secarse-
Lamentablemente. -Se secó las cara riéndose con las mangas de su camisa con tranquilidad. Se las arremangó luego de eso y giró el rostro para mirarlo con algo más de confianza después de ese pequeño detalle de su padre-. ¿Quien podría engañarte? ¿Cuál era el apellido? Por ahí hay algún hijo en Sacatagh al que pueda castigar.
Geller... Gueller, algo así -Rió pasandole un brazo por la espalda indicandole que caminase con el, dirigiendose a la puerta al jardín- Anna Gueller, pero no la culpo.
-Por que no? No hay nada peor que engañar o besar a otros. Hasta las relaciones humanas. Deberías culparla tu debías estar con... William, era tu obligación y deber -habló casi escupiendo las palabras con odio, sin referirse a su padre en realidad. Refiriéndose a todos. Caminó por el impulso de la mano de Fred hasta el jardín de la casa odiando que Cedric por ser tan... vago se perdiera todo eso-.
-Porque era mi obligación no la suya, ella tenia su derecho a hacer su vida y no le guardo rencor por ello –Caminó sentándose en una de las viejas hamacas del patio de manera infantil, aquellas que había construido para su hija el mismo hacia años- Lo único malo que hizo fue no decírmelo ella misma. Además gracias a ello conocí a tú madre, que aunque no es el mejor ejemplo, por ella te tengo a ti. Lo ves?
-Pero si quería hubiese esperado a que vuelvas. Y... es... el mejor ejemplo -susurró mientras se ponia de espaldas a su padre, poco acostumbrada a hacer eso. Sea escucharlo o hamacarlo en una simple hamaca. Apoyó las manos en las cuerdas pensativa-. Gracias.
-No, gracias a ti, Lucianne. Tú sabes que eres mi vida, y no solo me enorgullezco de ella porque eres mi mayor logro como persona sino porque en ti encuentro a todas las personas que alguna vez quise –Arrastró los pies en el césped bajo el, viendo hacia algún punto ciego delante- Tú completaste mi ciclo, y hoy puedo estar tranquilo de que tengo más de lo que algúna vez quise.