-No... no, Cedric! -protestó como nena infántil abrazándolo con fuerza por el cuello, impidiendole que se moviera, hablandole cerca del oído-. No te vayas, por favor. No importa lo que pase, o lo que piensas que haces. Quedate, por favor, no te vayas como ella. Por favor. Por fav... -se detuvo sorprendida por todo lo que había dicho en su acto de desesperación, sintiendo las mejillas completamente ardiendo. Se alejó de un paso odiandose al no cumplir su promesa, aquella donde no rogaria nunca más por alguien que deseaba irse-.
No deseo irme si es lo que piensas *Acariciandole el cuello con los ojos bajos aún, arrastrando los pies con pesar para acercarse a ella nuevamente* Pero tú misma lo dijiste...No quiero lastimarte Lucianne. Ya tengo la culpa de lastimar a miles de personas *Cerrando los ojos con fuerza* Pero contigo no, tú...no puedo permitirme hacerte mal *Negando con la cabeza al mismo tiempo que abria los ojos para mirarla*
-esperó a hablar hasta que abriera los ojos, acariciando la terminación de sus ojos lentamente, como si pudiera en ese mínimo contacto expresar todo el cariño contenido-. Te pedí perdón por que sé que no lo harás. No vas a lastimarme y si lo haces, sólo recibirás un sopapo pero te seguiré queriendo así.
I....i know, voy a lastimarte Lucianne.
-No lo harás, Cedric.
*Suspiro* Al menos tengo algo para prometerte.
-Que? -suspiró también sin esperanzas-
-Lamentablemente hasta para mí, no puedo prometerte que no te lastimaré *Sentandose en la cama tomandole la mano* Pero al menos intentaré protegerte de los demás. And...te puedo prometer un futuro *Sin notar que Lucianne no entendería ni una sola palabra de lo que le decía la abrazo*
-Sé que te encanta creerte el guardaespaldas, pero sé protegerme sola, Cedric -bromeó sin ganas sentandose sin permiso en sus piernas, todavia abrazada a él-. Que futuro?